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Importancia en la traducción de textos jurídicos

Desde 1994 México entró en relaciones comerciales con la firma y entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio que implicó a los tres países de América del Norte: México, Canadá y Estados Unidos. El primero un país eminentemente español y los restantes de lengua inglesa. Esto sin duda abre todo un panorama de desarrollo en el ejercicio profesional de la abogacía en el caso de asuntos jurídicos entre ambos países, en los cuales no solo hay una división idiomática sino en fundamentos y base entre los sistemas jurídicos.

Esto implica para un abogado mexicano, no solamente conocer y argumentar en nuestro idioma nativo español, sino que implica el conocimiento de todo un idioma inglés no solo para la conversación cotidiana sino para el entendimiento de la jerga conceptual propia del sistema jurídico anglosajón. Por lo cual es necesario, en ocasiones acudir a un servicio de traducciones jurídicas que como tal nos pueden ayudar a la comprensión jurídica inglés.

Es muy cierto que con el avance de la computación y la telecomunicación con Internet existen desde programas hasta plataformas online para la traducción de cualquier idioma del mundo. Lo que al parecer puede ser una solución al alcance y a la mano. Por ejemplo, hay aplicaciones hasta en los dispositivos electrónicos como los smartphones. Sin embargo, la traducción de un idioma va más allá de considerar la literalidad de la expresión, ya que se debe considerar no solo el contexto y la variedad lingüística sino también una situación algo más compleja que tiene que ver con la afirmación de que el lenguaje es la evidencia del pensamiento de la persona que lo emite. Esto quiere decir, que la traducción no debe ser automatizada, sino que va más allá al entrar en juego factores psicológicos, emocionales y de comunicación verbal y no verbal, formato y estructura que es el reflejo del pensamiento del emisor o hablante.

Hay teorías lingüísticas que sugieren que el conocer otro idioma genera cambios neuronales profundos en una persona que logra dominar otro o muchos otros lenguajes diferentes a su nativa forma de hablar. Ya que no solo se trata de conocer las reglas gramaticales sino inmiscuirse en la representación de la realidad que se transmite y se interpreta en un mensaje.

En el caso de Derecho debemos reconocer que desde nuestro propio lenguaje español no podemos dejar de pasar las particularidades del lenguaje jurídico. Porque al final, desde cualquier ley o doctrina o cualquier otro tipo de documento, éstos se deben interpretar y dar sentido a un contenido para entenderlo.

Luego entonces, no es recomendable utilizar esos programas electrónicos de traducción, ya que no tiene el factor humano tan necesario en la comprensión de un texto en otro idioma. Lo que nos lleva a dos alternativas. La primera que implica el estudio y la práctica del idioma inglés, pero considerando que será necesario especializarse posteriormente en las estrategias comunicativas en inglés jurídico.

La otra acudir, como lo hemos afirmado en un principio, a un equipo de profesionales en traducción en temas jurídicos que nos den una interpretación equivalente de un texto inglés a nuestro nativo español