En este fin de semana se suscitó en la ciudad de Orlando Florida en los Estados Unidos de Norteamérica un lamentable hecho. Al parecer hay alrededor de 50 muertos y otro tanto de heridos por el ataque, supuestamente de un creyente musulmán, en contra de homosexuales en un centro nocturno de esa ciudad.
No podemos dejar pasar el tiempo para lamentar y condenar este suceso. Nos queda muy claro que estamos hablando de personas que valen por lo que son. La violencia de cualquier tipo no puede ser tolerada en una sociedad que aspira a vivir en paz y en armonía social.
Es cierto que los mexicanos no encontramos en debate nacional por el tema de los matrimonios igualitarios. Una situación de forma en el reconocimiento legal que la comunidad homosexual se merece. Pero nada justifica que el odio nos conduzca a una situación lamentable. La condena es la congruencia a otro valor fundamental que es la vida humana y el respeto irrestricto que todos los individuos se merecen sin importar su edad, origen étnico, profesión, preferencia sexual o cualquier otra cuestión que menoscabe el valor real y genuino de la persona.
Es por ello que hacemos un llamado a la serenidad. Nuestra postura está abierta al diálogo, con respeto y pensando tanto en los bienes jurídicos y sociales generales, como también, del derecho a la certidumbre jurídica que nos merecemos como individuos integrantes de una sociedad que se merece ante todo paz.