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Los escándalos que ponen en aprietos la transición de poder en Singapur

Singapur, 12 ago (EFE).- La habitual estabilidad de la escena política de Singapur, la «Suiza asiática», se ha visto alterada estas semanas por la irrupción de varios escándalos que han puesto en aprietos al partido gobernante en plena transición de poder.

A los mandos desde 1959 (seis años antes de la independencia de Singapur de Malasia en 1965), el Partido de Acción Popular (PAP) es sacrosanto en el país, en gran parte por el influjo de Lee Kuan Yew, el «padre de la patria», quien convirtió lo que era una isla de pescadores en una de las naciones más prósperas del planeta.

Pero cuando esos réditos ya menguaban, una serie de escándalos han puesto contra las cuerdas al PAP en un momento delicado, mientras intenta consolidar la sucesión en el poder del actual primer ministro, Lee Hsien Loong, hijo del fallecido Lee Kuan Yew, antes de los comicios que como tarde deben celebrarse en noviembre de 2025.

«El PAP ha recibido un golpe», admitió Lee en una comparecencia en el Parlamento el 2 de agosto, al abordar los diferentes escándalos.

Inusuales en Singapur, donde el PAP gobierna combinando el liberalismo económico con el recorte de derechos y libertades, el más grave concierne al ministro de Transporte, S. Iswaran, apartado del cargo después de que el departamento anticorrupción confirmara en julio su arresto, junto al de un magnate de la ciudad-Estado.

Aunque no se han revelado detalles de la que es supuestamente la mayor corruptela en décadas en la isla ni se le ha imputado aún ningún delito, Lee anunció en el Parlamento una reducción de más del 80%, hasta alrededor de los 6.300 dólares mensuales, del salario del ministro, a la vez que aseguraba su compromiso con la investigación.

PARAÍSO LIBRE DE CORRUPCIÓN

El caso hace tambalear uno de los pilares del sistema singapurense, su reputación como país casi libre de corrupción -ocupa el quinto puesto en la lista de 2022 de las naciones percibidas como menos corruptas de Transparency International-, que justifica su decisión de pagar sueldos astronómicos a sus ministros, entre los que más cobran del mundo, unos 820.000 dólares al año.

«Cuando hay sospechas o alegaciones de mala praxis, especialmente si se trata de corrupción, hay cero tolerancia», enfatizó Lee (primer ministro desde 2004), mientras defendía la infrecuencia de escándalos (los últimos, dijo, en 1996, 1986 y 1979).

Lee aseguró que, igual que los casos anteriores fueron gestionados por el Gobierno de Lee Kuan Yew «de forma transparente», el PAP «no ha cambiado bajo mi gestión, y tampoco lo hará bajo la de mi sucesor», en principio el ministro de Finanzas, Lawrence Wong.

Los otros dos escándalos son de perfil más bajo, pero revelan también ciertas grietas e incongruencias del sistema.

Uno implica a dos ministros estrella de Lee, el de Exteriores, Vivian Balakrishnan, y el de Interior, K.Shanmugan, señalados en junio por alquilar supuestamente exclusivas viviendas a precios por debajo del mercado en medio de un pico inflacionario, lo que el PAP desmiente.

El último y de menor impacto derivó en la renuncia en julio del presidente del Parlamento, Tan Chuan-Jin, y la diputada Cheng Li Hui, ambos del PAP, al revelarse sus relaciones extramaritales, en un país que reniega de la concupiscencia y defiende el modelo de familia tradicional.

PRESIÓN DE CARA A LOS COMICIOS

«Los escándalos suscitan preguntas sobre la forma de gobierno del PAP y su transparencia», dice a EFE Ja-Ian Chong, analista político de la Universidad Nacional de Singapur.

El arresto de S.Iswaran, quien fue puesto después en libertad bajo fianza, no fue revelado hasta tres días después, mientras Lee confesó que tenía constancia de la relación extramarital entre sus colegas desde 2020.

Sin un modelo de prensa libre, el PAP ha podido prácticamente controlar la narrativa hasta el momento, aunque está intentando dar una imagen de cercanía y apertura aceptando incómodas preguntas tanto en la cámara baja como en platós.

Wong, el probable sucesor de Lee, concedió recientemente una entrevista a la cadena BBC, en la que prometió que el Gobierno trabajará «el doble de duro» para ganarse de nuevo la confianza de la población.

El viento no sopla a favor del PAP, que se esfuerza por diseñar un futuro atractivo para el centro financiero sin el empuje de un líder de la dinastía Lee, con la presión añadida de lo ocurrido en los comicios de 2020.

Si bien el PAP se impuso entonces con una holgada mayoría, su principal opositor, el Partido de los Trabajadores, logró por primera vez más del 10% de la representación parlamentaria, lo que hizo que Lee destronara al que entonces sonaba como su sucesor, Heng Swee Keat.

Tampoco ayuda la coyuntura económica. Singapur rebajó este viernes su pronóstico de crecimiento para 2023 a una horquilla de entre el 0,5 y el 1,5 por ciento, del margen previo establecido hasta el 2,5 por ciento, en medio de una caída de las exportaciones.

No obstante, pocos creen que, salvo nuevos sobresaltos, la formación pierda los próximos comicios.

«No se espera que (estos escándalos) retiren del poder al PAP, dados sus recursos, la maquinaria del partido y la ausencia de una alternativa política suficientemente equipada para tomar el relevo», añade Chong.

por Paloma Almoguera