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Cuando no basta solo pedir perdón

El día de ayer se promulgaron las leyes que dan origen al Sistema Nacional de Anticorrupción y en ese marco lo que caracterizó la nota fue la petición de perdón del Presidente Enrique Peña Nieto. Sin duda un paso que se reconoce como un primer paso hacia la recuperación de la confianza de los ciudadanos.

Una cosa es clara y evidente. La confianza en términos generales de los ciudadanos a la clase política está muy mermada. No solo en la imagen presidencial. La percepción ciudadana es pareja hacia todos los partidos políticos. Las referencias de corrupción por privilegios, «moches», «diezmo» y otras prebendas gubernamentales.

Reconocemos la humilidad que siempre acompaña a un acto de solicitud de perdón. Sin embargo, estamos plenamente conscientes que se requiere de algo más. Justamente de las acciones contudentes contra los acts de corrupción que socialmente han sido denunciados.

Sin pretender caer en una «cacerías de brujas» con el pleno derecho y cumplimiento de la normatividad legal y los principios del derechos, junto con los valores y compromiso democrático, deberá sancionarse a los funcionarios que cometan actos de corrupción.

Pero así como la sociedad repudia actos de corrupción, igualmente, debería comprometerse a erradir de la vida cotidiana cualquier hecho que fomente la pérdida de los valores en la administración y función pública.

Al final… somos muchos los que debemos pedir perdón.