home Derecho civil ¿Es necesario el divorcio ante los problemas maritales?

¿Es necesario el divorcio ante los problemas maritales?

Hace algunos años se me comentaba en una visita a la oficina del Registro Civil en Yucatán: los lunes y viernes se dedicaban al matrimonio; mientras que, los martes, miércoles y jueves al divorcio.

El matrimonio es la institución civil que da fundamento legal a la constitución de la familia. Implica una serie de derechos y obligaciones entre los cónyuges que tiene como objetivo crear un buen ambiente de convivencia y disfrute. Pero al mismo tiempo, hay la alternativa para que, en caso de no funcionar el matrimonio, éste se pueda disolver, el divorcio. Un procedimiento legal que requiere del cumplimiento de diversas etapas que pueden consultar en abogadosdivorcio.com

Hasta hace apenas cinco años la legislación mexicana tenía en el proceso de divorcio legal una serie de pasos necesarios para garantizar la preservación de la familia. Hoy en día se ha modificado las leyes civiles para flexibilizar y agilizar el proceso de separación.

Antes se tenía, en caso de que uno de los cónyuges no quisiera el divorcio, tener que acusar lo algo. Es decir, se necesitaba de una conducta que atentará contra la estabilidad del matrimonio y ser la causa entonces de la separación. Hoy en día, por lo menos en Yucatán como en otras entidades federativas, no se requiere de una acusación, sino más bien, de solicitar ante el juzgado familiar la petición de divorcio. Lo que al final del proceso se concederá.

No implica un proceso exprés, como también hay en otros lugares. No es un automático. Se requiere en el proceso revisar los derechos y obligaciones de cada una de las partes: la separación de los bienes patrimoniales de la familia, el asunto de la pensión y los relacionados con los hijos: custodia, tutela y otros inherentes al asunto. Un proceso que se estima tarda alrededor de ocho meses. Un tiempo récord si se considera que bajo las reglas procedimentales anteriores los procesos podían durar años sin que se tenga una resolución efectiva.

¿Estamos entonces validando como sociedad la conveniencia del divorcio en detrimento de la consolidación de la familia?

Una pregunta que como sociedad debemos responder con la sinceridad y en ánimo de procurar cada día mejores familias. No es asunto menor procurar las familias puedan subsistir a pesar de las tensiones sociales, políticas, de la misma familia y las cuestiones personales e individuales. Al final la estabilidad emocional de la persona es un elemento esencial para el crecimiento y desarrollo del individuo.

Se entiende que hay situaciones que no se deben tolerar dentro del seno familiar que justifican razonablemente la separación. Pero parece que hoy resulta muy fácil pensar en caso de no funcionar como pareja la consideración del divorcio como una primera opción.

Lo peor de este asunto es lo que corresponde a los problemas que genera en los hijos. Las diferencias entre los padres se extrapolan a los hijos que sufren y provocan heridas emocionales en la personalidad de los infantes.

Nadie nos enseña como debemos ser y comportarnos como miembros de una familia. Eso lo aprendemos en la cotidianidad y en la intimidad del hogar.

Valdría la pena considerar mecanismos de apoyo familiar en las instituciones del estado que disminuyan tasas de divorcio y fortalezcan a la familia como núcleo fundamental de la sociedad. Una tarea de interés público y necesario para consolidar el tejido social tan golpeado por la desintegración familiar.