Por Lucila Sigal y Eliana Raszewski
BUENOS AIRES, 12 ago (Reuters) – La oposición argentina de centroderecha es favorita para ganar las elecciones de octubre, según la mayoría de los sondeos, pero se halla inmersa en un dilema que podría afectar sus chances: quien en los papeles es el mejor candidato para las generales no parece serlo para las primarias del próximo domingo.
En medio de una grave crisis económica que llevó la inflación anual encima del 100%, las primarias funcionarán como un amplio y preciso sondeo de cara a los comicios presidenciales, pero también decidirán la suerte de la oposición en un cambiante escenario electoral con desenlace incierto.
Muchos expertos consideran que el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, el moderado Horacio Rodríguez Larreta, arrastraría más votos de centro en las elecciones de octubre, aunque gran parte de los sondeos muestra una leve ventaja en las primarias para su competidora interna, la dura exministra de Seguridad Patricia Bullrich.
En busca de ganar una primaria que podría catapultarlos a la presidencia argentina, los dos precandidatos de la alianza Juntos por el Cambio se han volcado a una encarnizada batalla que ha llegado a agresiones personales.
«Vemos hoy que hay un voto que se fuga. Cuando medís la interna de Juntos por el Cambio y cuando medís a los candidatos individuales, sea uno o el otro, los dos miden menos de lo que mediría la suma. O sea, ahí hay una sinergia negativa», dijo Mariel Fornoni, directora de la Consultora Management & Fit.
«Vemos que Larreta es más competitivo en cuanto tiene menor nivel de resistencia», agregó en referencia a los comicios de octubre.
De cara a las elecciones generales, el alcalde de Buenos Aires pretende ganar apoyo entre votantes de centro o centroizquierda, incluyendo aquellos cercanos al peronismo oficialista, que llevará como candidato al actual ministro de Economía, Sergio Massa, un liberal cercano a algunas posiciones de Larreta.
Por eso busca mostrar sensibilidad social en medio de un nivel general de pobreza cercano al 40% y defiende instituciones simbólicas para la clase media como la educación pública, además de incorporar a políticos de otros partidos para garantizar un mayor consenso a la hora de gobernar.
Bullrich, en cambio, pretende ganar adeptos entre los seguidores del ultraliberal Javier Milei, que lidera el partido que aparece en tercer lugar en la intención de voto. Por ende, propone penas más duras para los delincuentes y combatir las protestas callejeras.
Para Rodríguez Larreta, un economista de 57 años, la disputa es parte de la lógica de las primarias.
«Lo que estamos discutiendo son ideas, es cómo vamos a llevar adelante nuestro plan de gobierno. Para eso está esta primaria, pero el 14 a la mañana vamos a estar trabajando todos juntos gane quien gane», explicó a Reuters.
En el campamento de Bullrich, una graduada en Ciencias Políticas de 67 años, coinciden con el diagnóstico.
«El que gana conduce y el que pierde acompaña, es una interna (primaria) nada más», afirmó Javier Iguacel, exministro de Energía durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019) y actual asesor de campaña de Bullrich.
MEDIDAS SIMILARES, TIEMPOS DISTINTOS
Con el respaldo de la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica, dos partidos socialdemócratas de la coalición opositora, Larreta propone estabilizar la economía alcanzando el equilibrio fiscal con un recorte de gastos y luego dejar fluctuar libremente el peso argentino, actualmente regulado por el banco central con un control conocido como «cepo».
Además, el alcalde que hace décadas fue funcionario del peronismo que hoy enfrenta anunció reformas de la regulación laboral y del sistema impositivo, entre otros aspectos.
«El núcleo del proyecto de Horacio (Rodríguez Larreta) tiene que ver con hacer grandes acuerdos para sostener las grandes transformaciones en el tiempo», dijo Waldo Wolff, exdiputado y actual secretario de Asuntos Públicos de la ciudad de Buenos Aires.
Bullrich, que cuenta con el respaldo implícito del centroderechista Macri, tiene básicamente las mismas propuestas económicas. La diferencia principal, sin embargo, radica en que la exmilitante de la juventud revolucionaria peronista en la década de 1970 pretende aplicar una política de «shock».
«Si sacamos el ‘cepo’ en un año, perdemos un año. Ya supimos qué significó cuando fuimos lentos. Ahora vamos a ir muchísimo más rápido, más contundente y con las medidas desde el primer día», prometió Bullrich en una presentación reciente.
La pregunta que se hacen los analistas es si, una vez superada la feroz batalla de la primaria, el ganador logrará captar a los votantes de su adversario. Si lo hace, Juntos por el Cambio se habrá acercado mucho más a la presidencia.