Todo proceso de negociación no se garantiza triunfos absolutos. Se reconoce que, en ocasiones, con tal de conseguir un beneficio, se debe ceder en algunos aspectos.
Es muy bien cierto que ni a México ni tampoco a los Estados Unidos le convenía la imposición de aranceles que la administración de Donald Trump pretendía cobrar por la inacción, según el presidente norteamericano, de nuestro gobierno con respecto a las caravanas migrantes.
López Obrador le respondió con una misiva, cuando se dio a conocer la noticia, que no era cobarde y que mandaba a una delegación encabezada por el secretario de las relaciones exteriores Marcelo Ebrard para negociar con los norteamericano este tema. El pasado jueves y viernes se suscitaron las negociaciones entre los representantes de ambas naciones.
El resultado ya lo conocemos. El presidente Donald Trump anunció la suspensión de aranceles que supone una victoria para el gobierno mexicano. Sin embargo ¿a qué precio?
Se dice que la Guardia Nacional se destinará a las tareas de migración con 6,000 elementos en la frontera sur para contender a las caravanas centroamericanas que intentan entrar a nuestro territorio y que tienen como objetivo llegar hasta los Estados Unidos.
Durante el fin de semana, el presidente Trump en su cuenta de Twitter anunció que México se ha comprometido a comprar una gran cantidad de compra de productos agrícolas norteamericanos. ¿No que el tema económico estaba separado del tema migratorio?
¿En qué más aspectos cedió México?
El compromiso del régimen de la 4T es la transparencia y la rendición de cuentas.
Para el bien de México y de la relación con los Estados Unidos es necesario transparentar los alcances de este nuevo acuerdo e inclusive ser sometidos a la consideración del Senado de la República para darle una viabilidad institucional y respeto irrestricto al Estado de Derecho, sobre todo, a la dignificación de nuestro país como un socio comercial con los vecinos del norte.