Fulgence Kayishema está acusado como uno de los autores de la matanza de más de 2000 hombres, mujeres y niños en el interior de una iglesia católica durante el genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda.
Uno de los cuatro fugitivos del genocidio de 1994 contra los tutsis en Rwanda ha sido capturado. Fulgence Kayishema fue detenido el miércoles en Paarl (Sudáfrica), según anunció el Mecanismo Residual Internacional para los Tribunales Penales un tribunal de la ONU que juzga a los sospechosos de genocidio.
Kayishema fue acusado en 2001 de genocidio por orquestar la matanza de más de 2000 hombres, mujeres y niños tutsis en el interior de una iglesia católica.
En un comunicado, el tribunal describió a Kayishema como «uno de los fugitivos por genocidio más buscados del mundo».
El fiscal explica que el arresto de este hombre, que había utilizado varios alias y documentos falsos, ha sido posible gracias a una operación internacional en la que participaron muchos países.
Según la acusación, Kayishema participó directamente en la planificación y ejecución de la masacre, incluso procurando y distribuyendo gasolina para quemar la iglesia con los refugiados dentro. Cuando esto fracasó, Kayishema y otros utilizaron una excavadora para derrumbar el edificio, enterrando y matando a los refugiados que se encontraban dentro. A continuación, supervisaron el traslado de los cadáveres desde los terrenos de la iglesia a fosas comunes.
Desde 2020, el tribunal de la ONU ha dado con el paradero de cinco prófugos acusados del genocidio Rwanda. Ahora sólo quedan tres fugitivos.
El Mecanismo Residual Internacional para los Tribunales Penales desempeña funciones esenciales realizadas anteriormente por los tribunales internacionales para Ruanda, que se clausuró en diciembre de 2015, la antigua Yugoslavia, que concluyó dos años después.
Por fin ante la justicia
Kayishema estaba en libertad desde 2001 y era uno de los cuatro prófugos que quedaban del genocidio, durante el cual se calcula que un millón de personas fueron asesinadas y hasta 250.000 mujeres violadas en un periodo de aproximadamente 100 días.
El fiscal jefe del Mecanismo, Serge Brammertz, declaró que su detención garantiza que el fugitivo de larga data se enfrentará finalmente a la justicia por sus presuntos crímenes.
«El genocidio es el crimen más grave que conoce la humanidad. La comunidad internacional se ha comprometido a garantizar que sus autores serán procesados y castigados. Esta detención es una demostración tangible de que este compromiso no decae y de que se hará justicia, tarde lo que tarde», añadió.
Ayuda internacional a la justicia
Brammertz dijo que la investigación exhaustiva que condujo a la detención fue posible gracias al apoyo y la cooperación de Sudáfrica y el Equipo de Tareas Operativas establecido por el presidente Cyril Ramaphosa para ayudar al Equipo de Rastreo de Fugitivos del Mecanismo.
También recibieron un «apoyo vital» de grupos operativos similares de otros países africanos, en particular Eswatini y Mozambique.
«Las autoridades ruandesas, bajo la dirección del Fiscal General Aimable Havugiyaremye, siguieron siendo nuestros socios más firmes y prestaron una ayuda esencial», declaró.
El Fiscal General también citó el apoyo de otros países, entre ellos Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, afirmando que «la detención de Kayishema demuestra una vez más que se puede garantizar la justicia, sean cuales sean las dificultades, mediante la cooperación directa entre los organismos encargados de la aplicación de la ley internacionales y nacionales».
Kayishema fue acusado por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda de la ONU en 2001 de los delitos de genocidio, complicidad para cometer genocidio, conspiración para cometer genocidio y crímenes contra la humanidad por asesinatos y otros crímenes perpetrados en la comuna de Kivumu, prefectura de Kibuye, durante el genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda.
Según la acusación, él y otros coautores asesinaron a más de 2000 refugiados -hombres, mujeres, ancianos y niños- en la iglesia de Nyange, en la comuna de Kivumu, el 15 de abril de 1994 al participar «directamente en la planificación y ejecución» de la masacre, trabajando metódicamente durante los dos días siguientes para trasladar los cadáveres a fosas comunes.
Un nuevo paso adelante
La detención supone «un nuevo paso adelante» en el esfuerzo por dar cuenta de todos los prófugos que siguen en libertad y que han sido acusados por el Tribunal Internacional.
Desde 2020, el Equipo de Localización de Fugitivos de la Fiscalía ha dado cuenta de cinco de los prófugos en libertad, entre ellos otro de los artífices del genocidio orquestado por el régimen extremista hutu de la época, Félicien Kabuga, así como Augustin Bizimana, Protais Mpiranya y Phéneas Munyarugarama. En la actualidad sólo quedan tres prófugos.
Boletín de prensa de la ONU