La ONU ha liderado una reunión en Doha, capital de Qatar, sobre el futuro y los problemas que enfrenta Afganistán en la que participan 25 países y por primera vez, los talibanes, las autoridades de facto en el país.
Se trata de la tercera reunión de este tipo, pero la primera a la que asisten los talibanes, que se hicieron con el poder tras la retirada de las tropas lideradas por Estados Unidos en agosto de 2021.
La jefa política de la ONU que preside la reunión respondió a las críticas porque se excluyó a mujeres y grupos de la sociedad civil de la reunión.
“Nos enfrentamos a una elección muy difícil, quizá imposible, al organizar esta reunión. Tenemos el mandato de apoyar este proceso. Nuestra misión era reunir a las autoridades de facto y a los enviados especiales para mantener conversaciones directas. Lamentablemente, las autoridades de facto no se sentarán a la mesa con la sociedad civil afgana en este formato. Pero escucharon muy claramente la necesidad de incluir a las mujeres y a la sociedad civil en todos los aspectos de la vida pública.
DiCarlo dijo que las preocupaciones y opiniones de las mujeres afganas y de la sociedad civil ocuparon un lugar destacado.
“Afganistán no puede volver al redil internacional, ni desarrollarse plenamente desde el punto de vista económico y social, si se ve privado de las contribuciones y el potencial de la mitad de su población”, afirmó DiCarlo.
También subrayó que “esta reunión y este proceso de compromiso no significan normalización ni reconocimiento”, explicando después que reconocer a los talibanes como gobierno de Afganistán es una decisión de cada Estado.
Las consultas se celebran tras las conversaciones de mayo de 2023 y febrero de 2024. Se basan en las propuestas esbozadas en un examen independiente sobre un enfoque integrado y coherente realizado por Feridun Sinirlioğlu, en consonancia con la resolución 2679 del Consejo de Seguridad.
El papel legítimo de la sociedad civil
DiCarlo subrayó además que las preocupaciones y opiniones de las mujeres afganas y de la sociedad civil siguen siendo “prioritarias”, añadiendo que para la ONU, “la inclusión significativa de las mujeres en los procesos políticos y de paz es un principio rector”, afirmó.
“Y aunque las mujeres y la sociedad civil no estuvieron sentadas frente a la mesa de las autoridades de facto los dos últimos días, hicieron oír su voz. La sociedad civil tiene un papel legítimo que desempeñar en la configuración del futuro de Afganistán”, dijo la funcionaria de la ONU.
Prohibición desgarradora
Desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán en agosto de 2021, las mujeres y las niñas se han enfrentado a una discriminación sistémica, incluida la prohibición de la educación de las niñas.
Esta prohibición es “desgarradora”, afirmó DiCarlo.
“Si se impide que la mitad de la población reciba educación y participe en la economía y en diversas profesiones, lo único que se consigue es retrasar el desarrollo de Afganistán”, respondió DiCarlo a una periodista.
“Imagínate que sólo te permitieran cursar hasta sexto de primaria, tú no estarías aquí sentada siendo periodista, yo no estaría aquí siendo funcionaria de la ONU. [Es] francamente desgarrador, pero veamos y sigamos en ello, es todo lo que puedo decir. Tenemos que dejar claro lo importante que es y cómo va a ser mejor para Afganistán”.
Una elección difícil
DiCarlo explicó que, al organizar la reunión, la ONU “se enfrentaba a una elección muy difícil, quizá imposible”, con el objetivo de reunir a los talibanes y a los enviados especiales para mantener conversaciones directas.
DiCarlo expresó su esperanza de que los intercambios sobre las diversas cuestiones durante la reunión “nos acerquen un poco más” a la resolución de algunos de los problemas que asolan al pueblo afgano.
“Para concluir, quisiera reiterar el compromiso de las Naciones Unidas de seguir apoyando este proceso de compromiso de principios en beneficio de todos los afganos”, dijo.
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