“Estoy aquí hoy como un ex niño soldado, reclutado a la fuerza durante el conflicto civil que diezmó a más de 50.000 de mis compatriotas… No sería la persona que soy hoy sin el apoyo decisivo del Comité de la Cruz Roja y de la comunidad internacional”, dijo Musa Timothy Kabba a los miembros del Consejo de Seguridad que visitaron Ginebra esta semana.
El Comité Internacional de la Cruz Roja, se fundó en la ciudad suiza en 1863 para proteger y proporcionar asistencia humanitaria, de acuerdo con los acuerdos destinados a proteger a las personas en conflicto.
En una reunión en la ciudad suiza para conmemorar el momento en que la comunidad internacional revisó en 1949 tres Convenios anteriores, relativos a la protección de los soldados heridos en combate, las víctimas de conflictos en el mar y los prisioneros de guerra, y añadió un cuarto para proteger a los civiles afectados por la guerra, Kabba explicó que “no necesita insistir en el trauma de aquellos años” como joven soldado.
“Necesito reconocer hoy aquí, en esta cuna del humanitarismo mundial moderno, que fue el Comité de la Cruz Roja el que me ayudó profundamente a superar el trauma de mi experiencia de guerra y a reabsorberme en la sociedad”, tras la guerra civil del país en la década de 1990, “durante la cual se violaron la mayoría de los principios cardinales de las Convenciones de Ginebra” manifiesto Kabba.
Faro moral
Desde Mozambique, el representante permanente ante la ONU en Nueva York, Pedro Comissario Afonso, manifestó que las Convenciones de Ginebra fueron tanto “un faro moral como una brújula legal durante y después del conflicto armado en nuestro país”, librado entre 1977 y 1992.
El derecho internacional humanitario “guio las acciones no sólo de las partes implicadas en el conflicto, sino también de las organizaciones humanitarias que trabajan incansablemente para aliviar el sufrimiento del pueblo mozambiqueño”, prosiguió.
Durante conflictos también hay derechos
En representación del país anfitrión, Suiza, el ministro de Asuntos Exteriores, Ignazio Cassis, asoció el hito histórico con el “alarmante” contexto internacional.
“Hay más de 120 conflictos armados en curso en todo el mundo”, afirmó. “Está Sudán, cuyas conversaciones de alto el fuego se han celebrado cerca de aquí en los últimos días. También están Ucrania, Yemen y Oriente Medio, por nombrar sólo algunos de los conflictos actuales que ni el multilateralismo ni el derecho internacional han sido capaces de evitar, y mucho menos de resolver.”
En un llamamiento en favor de un mayor apoyo a los beligerantes para que respeten el derecho internacional humanitario, cuya intención es limitar los efectos de los conflictos armados, Cassis insistó en que “no puede ser simplemente un derecho escrito en el papel de nuestra buena conciencia, ni siquiera un derecho a la carta; debe existir el derecho a la acción. Nuestras voces deben ser lo suficientemente poderosas y convincentes como para que su eco resuene hasta los campos de batalla”.
Un mundo cambiante
La presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja , Mirjana Spoljaric Egger, insistió en que “no hay motivo para celebrar” el flagrante desprecio que muchos Estados muestran por las Convenciones y sobre lo que está legalmente permitido en la guerra. Egger instó a los Estados a utilizar “su influencia y su poder” para permitir que los agentes humanitarios independientes y neutrales de su organización cumplan su función.
La presidenta del Comité de la Cruz Roja subrayó también la naturaleza cambiante de la guerra moderna, que plantea otro desafío al derecho internacional humanitario, y los esfuerzos de la comunidad mundial para limitar su impacto: “Los Estados deben afirmar que el uso de las nuevas tecnologías de la guerra, la inteligencia artificial, las operaciones cibernéticas, las operaciones de información se ajustan estrictamente al DIH y, más concretamente, es urgente que los Estados desarrollen un marco normativo que imponga ciertos límites a los sistemas de armas autónomas.”
Violaciones de los Convenios de Ginebra
La directora general de la ONU en Ginebra, Tatiana Valovaya, señaló que “aunque se violen las Convenciones” en conflictos en todo el mundo, éstas siguen teniendo una importancia fundamental, “porque nos permiten recordar a todo el mundo que las guerras tienen reglas, incluso las guerras tienen límites”.
No debe ser sólo responsabilidad de la Corte Penal Internacional (CPI) o de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de los trabajadores humanitarios o de la Cruz Roja garantizar la protección de los civiles o el acceso de los trabajadores humanitarios, expresó Andrew Clapham, catedrático de Derecho Internacional del Geneva Graduate Institute.
Al insistir en que debe haber un mayor compromiso de todos los gobiernos con el derecho internacional humanitario, Clapham declaró que las violaciones de la Convención de Ginebra “deberían formar parte de la dieta diaria de los representantes de los Estados que trabajan por la paz y la seguridad; tomarse en serio los informes sobre violaciones de las Convenciones de Ginebra nos sitúa en el camino de la paz y la prevención de conflictos”, apuntó.
No todo está perdido
En un tono más positivo, la directora de la División Jurídica del Comité de la Cruz Roja, Cordula Droege, sostuvo que “todos los días, incluso en los conflictos más duros del mundo, se respeta realmente el derecho internacional humanitario en innumerables casos”.
Los actos de cumplimiento de las Convenciones de Ginebra, a menudo no denunciados, “salvan vidas, preservan la dignidad y garantizan el acceso humanitario”, afirmó. “Y a lo largo de las décadas no cabe duda de que las Convenciones de Ginebra han salvado millones de vidas”.
Boletín de prensa