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La seguridad sigue siendo uno de los mayores obstáculos para la construcción de la paz en Colombia

En algunos territorios, los actores armados que diputan las rutas vinculadas a actividades ilícitas agreden y amenazan a los líderes sociales o signatarios del Acuerdo de Paz. La violencia también atrapa entre el fuego cruzado a ciertas comunidades que a menudo deben desplazarse, informa el jefe de la misión de la ONU en ese país.

“La compleja situación de seguridad en varias regiones del país sigue siendo uno de los mayores obstáculos para la construcción de la paz”, dijo este martes el jefe de la Misión de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia.

Carlos Ruiz Massieu rindió al Consejo de Seguridad el informe trimestral del Secretario General sobre el estado de la implementación del Acuerdo de Paz en ese país, destacando la violencia, presiones y amenazas de las que son objeto los signatarios de ese Acuerdo y los líderes sociales por parte de actores armados que disputan el control territorial y rutas estratégicas vinculadas a las economías ilícitas.

Además, la falta de seguridad sigue impactando la vida de comunidades “que se encuentran en el fuego cruzado y sometidas a fenómenos repudiables como el reclutamiento de menores, el desplazamiento y el confinamiento”, explicó Ruiz Massieu.

El jefe de la Misión también dio cuenta del surgimiento de fenómenos de control social nuevos, sobre todo para las mujeres y las niña, a quienes se les instruye inclusive cómo deben vestirse, por ejemplo.

Frente a este escenario, continuó, hace falta un enfoque integral que permita avanzar las garantías de seguridad del Acuerdo de Paz y, al mismo tiempo dar seguimiento a las medidas acordadas en las diversas conversaciones de paz dirigidas a reducir la violencia y proteger a la población civil.

Impulsar el diálogo

Ruiz Massieu subrayó la necesidad de atajar la violencia entre actores armados ilegales para el beneficio de las comunidades, al igual que impulsar las iniciativas de diálogo, como parte de una mayor presencia del Estado en las regiones más afectadas.

Con respecto a esas iniciativas de diálogo, reportó que las conversaciones entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) llevan meses de estancamiento y que, por lo mismo, no se ha renovado el cese bilateral del fuego expirado en agosto, con consecuencias deplorables.

“Lamentablemente, desde que las partes volvieron a la confrontación armada, se ha duplicado el número de muertos y heridos en ambos lados en comparación con todo el año en que estuvo vigente el cese del fuego”, explicó.

El jefe de la Misión añadió que las partes han perdido la confianza, pero mostró aliento por las declaraciones hace unos días expresando disposición a reunirse para discutir cómo superar el impasse.

“Tenemos la esperanza de que las partes reanuden las negociaciones y restablezcan y fortalezcan su cesación del fuego para salvar vidas, reconstruir la confianza en la mesa de paz y permitir la implementación de otras áreas de progreso, como el acuerdo sobre la participación de la sociedad en el proceso de paz”, enfatizó.

Asimismo, llamó a todos los actores armados a mostrar sinceridad de compromiso con la paz tomando medidas para proteger a los civiles.

“La más importante de esas medidas es cesar el reclutamiento de menores. También es de suma importancia para la viabilidad de los procesos de paz actuales y futuros, que respeten las vidas y los derechos de los excombatientes y sus familias que actualmente se están reintegrando a la sociedad”, detalló.

Reforma rural

Con respecto al avance de la reforma rural, uno de los pilares del Acuerdo de Paz ya que atacaría las causas estructurales del conflicto, el informe señala que cada día se distribuye más tierra a los campesinos que no la tenían y a las personas que fueron despojadas durante el conflicto.

“Sin embargo, pese a este y otros adelantos en la transformación de los territorios, los resultados hasta la fecha, como lo reconoce el propio Gobierno, son todavía modestos en relación con los objetivos generales establecidos en el Acuerdo de Paz”, matizó.

Además, las organizaciones campesinas que trabajan para promover la reforma rural han estado recibiendo amenazas de grupos armados ilegales, denunció con preocupación.

Por otra parte, reconoció que se debe hacer mucho más para avanzar en el Capítulo Étnico del Acuerdo, diseñado para llevar los beneficios de la paz a las comunidades afrocolombianas e indígenas, con el fin de reparar el impacto desproporcionado del conflicto en ellas y para asegurar su participación.

Lecciones e inspiración

Ruiz Massieu aseguró que, no obstante los grandes desafíos que encara Colombia, el proceso de paz en ese país sigue brindando al mundo lecciones e inspiración.

“En primer lugar, porque a pesar de todo lo que han sufrido y a los innumerables reveses en el camino, los colombianos mantienen una vocación irreprimible por la búsqueda de la paz a través del diálogo”, apuntó.

El jefe de la Misión añadió que esa determinación se observa lo mismo en las autoridades que en la sociedad en su conjunto.

El otro aspecto relevante, recalcó es que si bien el de Colombia es un proceso de paz completamente nacional, los colombianos han sido muy receptivos al apoyo que les puede dar la ONU.

“Eso conlleva una gran responsabilidad. Así que sigamos, entonces, haciendo todo lo posible para apoyar a Colombia en este desafiante pero valiente camino hacia la paz”, concluyó Ruiz Massieu.

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