Ciudad de México, 3 jun (EFE).- Xóchitl Gálvez, abanderada del frente opositor Fuerza y Corazón por México, vivió su noche electoral en una montaña rusa: del optimismo insuflado a primera hora a la asunción de la derrota frente a la oficialista Claudia Sheinbaum, futura presidenta del país.
“Reconozco que las tendencias para la elección presidencial no me favorecen y que no hay información que sugiera que esto pudiera cambiar”, aseveró la candidata, tras explicar que se comunicó con la ganadora para transmitirle el deseo de que pueda “resolver” los problemas de México.
Así terminó una larga noche electoral en el Hotel Presidente de la colonia (barrio) Chapultepec Polanco al poniente de la capital mexicana, convertido en un centro de operaciones que transitó de la esperanza al derrotismo en apenas unas horas.
Del optimismo temprano a la desilusión
El ambiente en el cuartel de los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) fluctuó de un optimismo temprano por los resultados de las encuestas internas, a la desilusión sembrada cerca de la medianoche por los datos que ofreció el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP).
En él, Sheinbaum, ungida por Andrés Manuel López Obrador como sucesora en su proyecto de la Cuarta Transformación, renovará por seis años la banda presidencial con un 57,7 % de los votos escrutados.
Una primera posición que el conteo rápido anunciado por la presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei, ratificó.
La abanderada del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) obtendría entre el 58,3 % y el 60,7 % de los apoyos, seguida de Gálvez, con una horquilla de entre el 26,6 % y el 28,6 %, y del aspirante del también opositor Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez Máynez, que consigue entre el 9,9 % y el 10,8 %.
“Es un gran hito histórico que nuestro país vaya a tener a su primera mujer presidenta”, reconoció la opositora ante caras largas de sus simpatizantes.
Aunque exigió a la vencedora un “indispensable respeto” a la Constitución y a las instituciones mexicanas, en línea con la postura que quiere adquirir a partir de ahora.
“Desde la oposición continuaré ejerciendo una labor vigilante”, avisó.
De la resistencia a la resignación
A pesar del adverso panorama que anunció Taddei, la aspirante opositora quemó sus últimos cartuchos en su perfil de X, donde alentó a sus seguidores a resistirse a la eventual victoria oficialista.
“Quieren que te vayas a dormir creyendo que te ganaron. Mienten como siempre”, aseguró, con la mirada puesta en un posible fraude.
“Los votos están ahí. No permitamos que los escondan”, insistió.
A esta pugna por movilizar a la oposición vía redes sociales se sumó el expresidente Vicente Fox (2000-2006), que llenó su perfil de X de mensajes en contra de un presunto fraude electoral perpetrado por Sheinbaum.
“El diablo está detrás de esta estrategia. Van manipulando la opinión pública minuto a minuto. Seamos firmes, no nos dejemos engañar”, posteó en letras mayúsculas.
A pesar de ello, Gálvez desvaneció esta aparente confrontación encima del escenario, donde se definió como “demócrata y firmemente comprometida con el respeto a la ley”, antes de conceder la victoria a su gran rival.
“Ahora es momento de dejar atrás el encono propio de las campañas para pasar a una fase de reconciliación”, auguró.
Arropada por los partidos que la entronizaron como la antítesis del obradorismo, Gálvez se despidió de sus fieles, los ‘xochilovers’, y de sus aspiraciones de llegar al Palacio Nacional como la primera mandataria mujer de México.
“Ser candidata de esta gran coalición de ciudadanos y partidos ha sido el más grande honor de mi vida”, confesó visiblemente emocionada.
Enric Sitjà Rusiñol y Manuel Weiss Pérez