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La fiscalidad salarial creció en 2021 en la mayoría de los países de la OCDE

París, 24 may (EFE).- La fiscalidad que pesa sobre los salarios aumentó en 2021 en 24 de los 38 países de la OCDE por el efecto combinado del fin de muchos dispositivos de ayuda que se habían creado al comienzo de la crisis de la covid y por un aumento de las remuneraciones del trabajo.

Pero la caída pronunciada en unos pocos países miembros produjo un ligero descenso de 0,06 puntos porcentuales de la media, con lo que el peso de las cotizaciones sociales y los impuestos se quedó en el 34,6 % del salario, una vez que se le restan las prestaciones sociales, indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

En su informe anual sobre esta cuestión publicado este martes, la OCDE precisa que la llamada «cuña fiscal» -la diferencia entre el coste de mano de obra que pagan las empresas y lo que efectivamente recibe el empleado- disminuyó en 12 Estados de la organización, y permaneció estable en otros dos.

Los descensos fueron muy pronunciados en Australia (1,25 puntos porcentuales), Letonia (1,73), Grecia (2,23) y sobre todo en la República Checa (4,12), principalmente por rebajas en el impuesto sobre la renta.

Como ocurre todos los años, las diferencias entre los miembros fueron más que notables. En 2021 hubo 13 de ellos en los que la fiscalidad representó más del 40 % del salario y las tasas más altas se dieron en países de Europa occidental: Bélgica (52,6 %), Alemania (48,1 %), Austria (47,8 %) y Francia (47 %) e Italia (46,5 %).

ESPAÑA POR ENCIMA DE LA MEDIA, EN EL PUESTO 16

España se situó en 2021 como en 2020 en décimo sexta posición con un 39,3 %, por encima de la media como viene ocurriendo desde hace un cuarto de siglo. El pasado año ese porcentaje creció tres décimas.

El elemento que más pesó fueron las cotizaciones patronales, seguido del impuesto sobre la renta. Juntos los dos supusieron el 88 % del total la de «cuña fiscal» en España, frente al 77 % de media en la OCDE. Eso significa que las cotizaciones que paga el trabajador suponen una parte relativamente menor, al igual que las prestaciones.

En la gran mayoría de los países en los que aumentó el pasado año la llamada «cuña fiscal», eso se debió al incremento del impuesto sobre la renta.

En algunos de ellos, tras el parón por la crisis del coronavirus hubo un alza de los salarios pero, debido a la progresividad de ese impuesto, provocó un efecto aparentemente paradójico: al ganar más muchos trabajadores pasaron a estar sometidos a un tipo impositivo superior y eso al final les supuso en términos relativos un aumento de los gravámenes mayor al de las remuneraciones.

LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS EN LA COLA

Todos los países de habla inglesa miembros de la OCDE estaban el pasado año por debajo de la media y lo mismo ocurrió con los latinoamericanos.

En Estados Unidos la fiscalidad de los salarios subió 1,2 puntos porcentuales (el segundo ascenso más elevado después de Finlandia) pero aun así se quedó a un nivel comparativamente bajo, con el 28,4 %. Ligeramente por encima se mantuvo Costa Rica, con un 29,2 % y sin cambios respecto al ejercicio precedente.

Los otros tres latinoamericanos, como ya ocurrió en 2020, estuvieron relegados a las cuatro últimas posiciones: México con un 19,6 % (0,78 puntos menos que el ejercicio precedente); Chile con un 7 % (0,03 puntos menos), y Colombia con el 0 %.

El caso de Colombia es un poco particular no sólo porque el trabajador tipo que se toma como referente en el estudio -un asalariado soltero con un salario medio- no tenía que pagar nada de impuesto sobre la renta, sino porque las cotizaciones (para la pensión, para la sanidad o para el desempleo) se consideran pagos no fiscales y por tanto no se contabilizan.