Con la pérdida de Siria como aliado estratégico debilita el ‘Eje de la resistencia’ y obliga a Irán a replantear su influencia en la región
Notipress.- La reciente caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, consolidada tras la rendición de Damasco el 8 de diciembre, sacudió el equilibrio geopolítico de Medio Oriente. Para Irán, principal aliado del régimen sirio desde 1979, esta pérdida representa un golpe devastador a su estrategia regional. El saqueo de la embajada iraní por rebeldes sirios, donde retratos de líderes iraníes como Alí Jamenei y Jomeini fueron destruidos, simboliza el colapso de su influencia en el país.
Históricamente, Siria fue un socio crucial para Teherán. Durante la guerra Irán-Irak, fue el único país árabe que respaldó a la República Islámica. Según Siavosh Ghazi, corresponsal de France 24, «Siria fue el único país árabe que apoyó a Irán durante esa guerra, mientras que el resto apoyó a Irak». Esta alianza estratégica permitió a Irán establecer el ‘Eje de la resistencia’, que conectaba su territorio con Líbano y Gaza, ofreciendo apoyo militar y logístico a Hezbolá y Hamás. Sin embargo, con la caída de Assad, esta red se encuentra desarticulada.
El debilitamiento del ‘Eje de la resistencia’
El colapso del régimen de Assad deja a Irán sin un corredor clave para proyectar su influencia en el Mediterráneo. Según Jonathan Piron, historiador especializado en Irán, «la plataforma que representaba Siria para la proyección del régimen iraní en el Mediterráneo ha desaparecido». Además, Hezbolá, debilitado por enfrentamientos recientes con Israel, no pudo movilizar fuerzas suficientes para sostener al régimen sirio, una tarea que anteriormente asumía como representante de los intereses iraníes en la región.
Rusia, otro aliado clave de Assad, también redujo su apoyo militar debido a su implicación en el conflicto en Ucrania, dejando a Irán y a Assad sin un respaldo esencial. La falta de apoyo externo dejó al régimen sirio expuesto, permitiendo el avance de las fuerzas rebeldes.
Un cambio de estrategia forzado por las circunstancias
En respuesta a esta crisis, Irán comenzó a ajustar su discurso diplomático. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní instó recientemente a negociaciones entre «el Gobierno sirio y los grupos legítimos de oposición», una declaración que marca un giro significativo al reconocer formalmente a la oposición, previamente calificada como «terrorista». Este cambio refleja la creciente debilidad de Teherán para sostener a sus aliados tradicionales en la región.
David Rigoulet-Roze, analista de política internacional, atribuye este giro a una estrategia israelí de desgaste contra los representantes de Irán en Medio Oriente. Según él, «la caída de Assad podría aparecer como una tercera etapa» tras la guerra en Gaza contra Hamás y la ofensiva israelí contra Hezbolá en Líbano. Rigoulet-Roze recordó las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien el 9 de octubre aseguró: «Vamos a cambiar Medio Oriente».
Esta caída de Assad obliga a Irán a replantear su estrategia de seguridad. Según Jonathan Piron, «el régimen iraní tendrá que repensar su seguridad», ya que su perímetro de defensa se limita actualmente a sus fronteras. En este contexto, algunos analistas sugieren que Teherán podría acelerar su programa nuclear como medida de disuasión para garantizar la supervivencia del régimen y proteger su territorio.
La desarticulación del ‘Eje de la resistencia’ deja a Irán en una posición de aislamiento inédito en décadas. Sin Assad, el régimen iraní pierde un aliado clave en su lucha por mantener influencia en Medio Oriente.