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Junta golpista birmana ordena confinamientos localizados contra la covid-19

Bangkok, 3 jul (EFE).- La junta militar que gobierna Birmania (Myanmar) ha decretado el escrito confinamiento de la ciudad de Mandalay, la segunda más poblada del país, y Bago ante el avance descontrolado de la pandemia de la covid-19.

La orden, que entró en vigor este sábado y tiene una duración indeterminada, ordena a unas dos millones de personas de estas poblaciones permanecer en todo momento en sus hogares, conforme a la orden del Ministerio de Sanidad y Deporte publicada hoy por el diario oficialista The Global New Light of Myanmar.

Aunque permite algunas excepciones para continuar con el funcionamiento de servicios esenciales, tales como bancos, personal sanitario o personal de seguridad, entre otros sectores.

La mascarilla es obligatoria en todo momento en exteriores y solo una persona por hogar podrá salir para ir a hacer la compra, mientras que se limitan a dos en caso de tener que acudir al hospital, entre otras medidas.

Mandalay, con 1,75 millones de habitantes, y Bago, con más de 250.000 pobladores, han sido algunas de las ciudades con mayor resistencia civil al golpe de Estado militar del 1 de febrero y que terminó de súbito con la joven e incipiente democracia en el país.

A pesar del estricto confinamientos, las protestas continuaron hoy en Mandalay y durante esta jornada se centraron en rechazar al líder golpista, el general Min Aung Hlaing, quien este sábado cumple 65 años.

Birmania registra un repunte en la ola de contagios, con más de 1.800 detectados el viernes, mientras prosigue la masiva huelga general de la que forma parte miles de médicos y sanitarios en desafío a la junta militar.

Los militares ya había confinado en las últimas semanas algunas pequeñas poblaciones, la mayoría fronterizas, a lo largo del país.

Tras cinco meses desde el sublevamiento, los militares no han logrado controlar todo el país a pesar de la brutal represión ejercida contra los disidentes en la que han muerto al menos 888 personas, según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.

Algunos de los opositores han decidido tomar las armas contra los militares, cansados de los pocos avances de las manifestaciones pacíficas; mientras se han abierto o recrudecido a lo largo del país los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y grupos rebeldes.

El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la novel de la paz Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.