Notipress.- Los mercados sufrieron una gran sacudida el primer lunes de agosto de 2024. La renta variable de Estados Unidos se desplomó como parte de una ola de ventas en todo el mundo. Esto despertó el temor de una recesión en la primera economía del mundo, algo que fue alimentado por la desaceleración en su mercado laboral y por el cambio en el tono de la Reserva Federal hacia una posible baja de tasas en septiembre.
El lunes 5 de agosto pasará a la historia como un día gris para la economía mundial en el cual la volatilidad se disparó. Los principales índices de acciones estadounidenses cayeron entre -4,1% y -5,8%, los índices europeos retrocedieron entre -3,6% y -5,1%, la Bolsa japonesa se desplomó -17,5% en igual período. Por su parte, la deuda de países emergentes registró incrementos en sus rendimientos de entre 10 y 50 puntos básicos. El mercado se refugió en activos percibidos como de bajo riesgo, mientras que la tasa de los bonos a 10 años del Tesoro estadounidense se ubica en torno al 3,8%, alcanzando niveles mínimos en más de un año.
Fernando Marengo, economista en jefe de BlackTORO Global Wealth Management, aseguró en un artículo para La Nación que la economía estadounidense sufrió una desaceleración alineada con el esperado escenario de soft landing (las acciones aplicadas para amortiguar la reducción de la productividad de un empleado luego de pasar varias semanas inactivo). Esta desaceleración resulta incompatible con el valor de los activos que tenían implícitas en sus valuaciones el continuo crecimiento de las ventas, como es el caso de las acciones tecnológicas.
De esta forma, Marengo asegura que los indicios de desaceleración de la economía americana justifican la toma de ganancia sobre activos que venían acumulando fuertes subas desde el último trimestre de 2023. Ahora bien, el economista señala que el mismo proceso de ajuste de precios comienza a generar incertidumbre respecto de si la economía estadounidense no podría terminar experimentando una espiralización en el deterioro de las expectativas, que podría terminar generando un hard landing (cuando un crecimiento económico grande y rápido da lugar a una posterior desaceleración o recesión económica).
En efecto, este escenario de fly to quality (un fenómeno producido cuando los inversores venden las inversiones de mayor riesgo y compran inversiones más seguras) afecta particularmente a las economías emergentes en la medida que los inversores desarman sus posiciones en estos mercados para refugiarse en activos considerados menos riesgosos. «Menor crecimiento, precios de materias primas estables o a la baja, y flujos de capitales huyendo en busca de resguardo no son el mejor escenario para economías emergentes», asegura Marengo. Sin embargo, afirma que el impacto no es homogéneo ya que cada economía dependerá de los desequilibrios que enfrente y de la necesidad de acceder a los mercados de capitales para financiarlos.
Por su parte, la economía de Estados Unidos ingresa ahora en un territorio donde la evolución de las expectativas será determinante. Su efecto sobre el sector financiero podría acabar impactando significativamente en la economía real. Frente a este panorama, el economista de BlackTORO asegura que es indispensable el seguimiento de indicadores de alta frecuencia, tanto financieros como económicos. A partir de estos datos el mercado deberá decidir si la reciente baja representa una oportunidad de compra, o el comienzo de una reversión más profunda. La Reserva Federal dependerá de esta decisión.