Instituciones financieras enfrentan el desafío de adaptarse a nuevas tendencias de fraude global
Notipress.- El fraude financiero está experimentando una transformación constante, con estafadores que adaptan sus tácticas para explotar nuevas oportunidades y vulnerabilidades. Según un informe reciente de UK Finance, los casos de fraude por compras sin tarjeta física (CNP, por sus siglas en inglés) en Reino Unido crecieron un 26% en el primer semestre de 2024 en comparación con el mismo periodo del año anterior. Las pérdidas asociadas a este tipo de fraude alcanzaron los 193.7 millones de libras, representando un incremento del 11% respecto al año anterior.
Szymon Morytko, consultor principal de fraude en FICO, resalta que «los estafadores prueban constantemente los sistemas en busca de debilidades«. En el caso del fraude CNP, las tácticas de ingeniería social fueron clave para que los delincuentes obtengan contraseñas de un solo uso (OTP) y realicen transacciones fraudulentas o registren tarjetas en billeteras digitales. Estos métodos permiten a los estafadores eludir los sistemas de autenticación reforzada, considerados como una de las principales barreras contra el fraude en compras en línea.
El comportamiento cíclico del fraude financiero fue un aspecto destacado en este resurgimiento. Aunque la implementación de medidas como la autenticación reforzada de clientes (SCA) logró reducir los casos de fraude CNP en el pasado, los estafadores encontraron nuevas formas de volver a explotarlo.
Otro desafío importante es la falta de coordinación interna en los equipos antifraude de muchas organizaciones. En múltiples casos, los estafadores abren cuentas con identidades falsas o sintéticas y gestionan estas cuentas como clientes legítimos antes de cometer fraudes conocidos como «bust-out», donde agotan el crédito disponible antes de abandonar la cuenta. Este tipo de fraude podría evitarse si los equipos que gestionan las etapas iniciales del ciclo de vida del cliente compartieran información clave con los responsables de las etapas posteriores. Según Morytko, «las tendencias o señales de alerta pueden identificarse mucho antes en el proceso» si existe una mayor integración y comunicación entre los equipos.
Las instituciones financieras también deben considerar las lecciones aprendidas en otras regiones para anticiparse a posibles amenazas. En Reino Unido, el enfoque regulador para combatir el fraude APP resultó en un resurgimiento del fraude CNP y en un aumento de los abusos relacionados con reembolsos por estafas falsas. Las instituciones de otros países podrían usar estas tendencias como indicadores para reforzar sus defensas antes de enfrentar problemas similares.
Además, la rápida adopción de billeteras digitales, que se prevé serán utilizadas por más de la mitad de la población mundial para 2025, representa una nueva área de riesgo. Los estafadores emplean métodos como phishing, malware y técnicas de ingeniería social para acceder a estas plataformas o registrar tarjetas robadas. A pesar de que estas herramientas de pago suelen considerarse seguras, su creciente popularidad las convirtió en un blanco atractivo para los delincuentes.
Responder a estas amenazas emergentes requiere una perspectiva ágil. Varias instituciones enfrentan barreras tecnológicas que limitan su capacidad para adaptarse rápidamente, como reglas rígidas de detección de fraude y largos tiempos de espera para realizar cambios en sistemas de TI. Estas limitaciones dificultan la integración de nuevos datos y la implementación de estrategias predictivas que podrían ayudar a prevenir fraudes.
Finalmente, la psicología desempeña un papel fundamental en la prevención del fraude. Los estafadores son expertos en manipular a los clientes para obtener información confidencial mediante tácticas de ingeniería social. En este contexto, la comunicación personalizada y las alertas en tiempo real son herramientas clave para ayudar a los clientes a identificar señales de alerta y protegerse de los estafadores. Según FICO, romper el «hechizo» que los estafadores imponen a sus víctimas a través de mensajes y advertencias oportunas puede ser una estrategia eficaz para reducir el impacto del fraude.