Con unos ocho millones de ciudadanos y descendientes de libaneses, Brasil alberga la comunidad libanesa más grande del mundo. La cifra es mayor que la población del propio Líbano, que tiene alrededor de 5,5 millones de habitantes. La iniciativa de repatriación involucró a muchos actores, entre ellos varias agencias de la ONU.
El más reciente vuelo de repatriación para los brasileños que escaparon del conflicto en Líbano aterrizó en la base aérea de Guarulhos en São Paulo la madrugada del miércoles, cuando entró en vigor un alto el fuego entre Israel y Hezboláh.
Esa fue la 13ª y posiblemente última misión de la Operación Raíces de Cedro de Brasil llevó a 150 pasajeros, entre ellos ancianos y niños, de regreso a un lugar seguro. Para muchos, el alivio de llegar a suelo brasileño se vio atenuado por la devastación que dejaron atrás.
“Estoy muy feliz, muy agradecida por esta operación de repatriación, que envió un avión para recogernos”, dijo Mona Houssami, una brasileña que vivió en Líbano durante 15 años.
Sin embargo, su alegría fue ensombrecida por la angustia de presenciar la destrucción de su hogar adoptivo.
“Es muy duro ver cómo nuestro país se destruye por nada”, lamentó.
Cifras históricas de repatriaciones
Con unos ocho millones de ciudadanos y descendientes de libaneses, Brasil alberga la comunidad libanesa más grande del mundo. Esta cifra es mayor que la población del propio Líbano, que tiene alrededor de 5,5 millones de habitantes.
El vuelo fue posible en el marco del programa del gobierno brasileño, que comenzó el 5 de octubre y regresó a casa a 2663 personas y 34 mascotas desde Líbano.
El más reciente operativo se produjo en medio del alto el fuego en Líbano.
La tregua ha llevado a las autoridades brasileñas a evaluar la demanda y las condiciones de seguridad para un posible decimocuarto vuelo. El Ministerio de Asuntos Exteriores afirmó que la Embajada de Brasil en Beirut sigue en contacto con los nacionales y sus familias para brindar apoyo en la obtención de vuelos.
La iniciativa ha sido aclamada como un ejemplo innovador de política pública coordinada.
“Presenciamos cifras históricas de repatriación”, dijo Maria Beatriz Nogueira, directora de la oficina en São Paulo de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), y prometió apoyo a estos programas de asistencia humanitaria.
Redes de apoyo y asociaciones
Múltiples partes interesadas han participado en la operación, incluidas agencias de la ONU, ministerios brasileños y organizaciones de la sociedad civil.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) realizó entrevistas para evaluar las necesidades de protección, ayudó con la documentación y brindó apoyo logístico.
ACNUR contribuyó con servicios de traducción y facilitó las reunificaciones familiares.
Thaís Senra, coordinadora de proyectos de la OIM, destacó el papel de la agencia para garantizar una integración fluida de los repatriados.
“Brindamos respaldo logístico continuo, que incluye alojamiento, organización de viajes y gestión de datos, para garantizar una recepción fluida en el país y, posteriormente, facilitar medidas para la inclusión en la sociedad brasileña”, explicó.
La naturaleza integral de la operación también refleja el compromiso más amplio de Brasil con la inclusión y la protección social, según Cinthia Miranda, coordinadora general de emergencias del Sistema Único de Asistencia Social de Brasil (SUAS).
“El gobierno brasileño tiene una de las leyes más progresistas del mundo en lo que se refiere a la acogida de migrantes”, afirmó.
“Creemos en la lucha contra la pobreza y la vulnerabilidad, y nos enorgullecemos de ser un país modelo para el mundo en la garantía de derechos. A través de esta operación, pretendemos mostrar el espíritu humanitario y acogedor de Brasil”, añadió.
Un Líbano “sin el sonido de los aviones de guerra”
El vuelo marcó un punto de inflexión para personas como Nura Yassine, una brasileña que había pasado 16 años en Líbano. Al reflexionar sobre su experiencia, describió la guerra como una fuente de miedo y angustia constantes.
“La guerra generó mucho miedo y pensamientos negativos”, dijo. “Me siento aliviada de estar en Brasil y espero volver algún día a un Líbano sin el sonido de los aviones de guerra”.
La Operación Raíces de Cedro, la mayor iniciativa de repatriación de brasileños desde una zona de conflicto, pone de relieve la importancia de la cooperación internacional para hacer frente a las crisis humanitarias.
Miranda subrayó que la iniciativa involucró “muchas manos”, incluidos varios ministerios, agencias de la ONU y organizaciones de la sociedad civil, y, en particular, la diáspora árabe-libanesa.
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