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Barrio a barrio buscando apoyos para el nuevo Código de las Familias de Cuba

La Habana, 5 mar (EFE).- José Manuel Pupo y Bárbara Fernández son parte de los miles de cubanos que participan estos días en la consulta del Código de las Familias, una masiva iniciativa de escrutinio público de la propuesta para legalizar, entre otros, el matrimonio igualitario y el embarazo subrogado.

Pupo es un jubilado de 73 años que no entiende «eso de que los gays puedan adoptar niños», en referencia a uno de los temas incluidos en el proyecto legislativo ampliamente comentado en Cuba por estos días.

«¿Cómo se va a sentir ese niño cuando vaya a la escuela y diga que sus padres son dos mujeres o dos hombres?», cuestionó Pupo al intervenir en la reunión de su barrio habanero de El Cerro, presenciada por un equipo de Efe.

Ese encuentro realizado en la noche, y con poca participación de jóvenes, es parte de una amplia consulta nacional que comenzó en febrero y se prolongará hasta abril, un paso previo al referendo al cual será sometido el código en la segunda mitad de este año.

En estas reuniones las personas pueden conocer detalles del mencionado proyecto, opinar e incluso recibir explicaciones por parte de expertos que también participan en las mismas.

El portal web oficial Cubadebate cifró en 78.000 los puntos de reunión, que incluyen los organizados en el extranjero para los cerca de 1,3 millones de cubanos residentes en el exterior.

Este es el único proyecto que irá a referendo entre las 70 normas jurídicas actualizadas con la nueva Constitución.

APOYO POPULAR A LA DIVERSIDAD, PERO CON MATICES

A Lourdes García, trabajadora de una empresa estatal que declinó nombrar, también le «preocupa» el asunto de la adopción, aunque apoya el nuevo Código de las Familias por considerarlo «inclusivo».

«El cubano concibe como modelo de familia el de una mujer y un hombre; ahora se propone un cambio en ese sentido y dudo que el cubano lo entienda bien», comentó esta habanera de 54 años cuando intervino en la misma reunión que su vecino José Manuel.

García recordó que hace tres años se aplazó el debate en torno a la definición de matrimonio «con tal de que se aprobara la Constitución, por ser un asunto polémico».

Hacía referencia así a la decisión de las autoridades de aplazar el debate sobre el matrimonio igualitario y no incluirlo explícitamente en la constitución aprobada en 2019, al ser un asunto controvertido.

Esta mujer es de quienes considera que «todas las personas tienen derecho a formar la familia deseada», pero insiste en que «no todos entienden esto» en Cuba, «sobre todo en el caso de la posible adopción de niños».

«CUBA ESTÁ PREPARADA»

El Código de las Familias es una importante reforma legislativa no exenta de controversia sometida ahora durante tres meses a un proceso de consulta popular.

Este proyecto del Gobierno, que aborda también la violencia de género, el matrimonio infantil y la gestación subrogada («solidaria», en este texto), pretende modernizar la normativa sobre las relaciones afectivas, sexuales y familiares, ya que la vigente es de 1975.

De aprobarse finalmente, sería un parteaguas para un país y un Gobierno con un pasado marcado por la homofobia.

El Gobierno ha desplegado una importante campaña mediática que desborda las pantallas, los periódicos e incluso programas especiales dedicados a explicar cada detalle de los 471 artículos de la normativa, buscando un respaldo mayoritario.

¿Está Cuba preparada para lo que propone el Código de las Familias?: «Sí», responde Bárbara Fernández, otra de las vecinas de José Manuel y Lourdes que asiste también a la reunión en el Cerro.

Esta trabajadora de 55 años del Consejo Popular del Cerro considera que el texto es «muy bueno y alentador» porque ofrece un amparo legal a los abuelos que participan en la crianza de sus nietos.

Ella considera también «sumamente importante que los jóvenes participen y estén preparados para proteger a su abuelos y a sus hijos», aún cuando fue notable la ausencia de las nuevas generaciones en el encuentro en el barrio de El Cerro.