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Urge diputada Tiscareño Agoitia implementar nuevo programa para sustituir refrigeradores

 

La diputada Ruth Noemí Tiscareño Agoitia (PRI) sostuvo que es urgente implementar un programa de sustitución de refrigeradores viejos, aparatos electrodomésticos que elevan hasta en un 30 por ciento el costo de los recibos facturados por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), además de ocasionar daños al medio ambiente. 

Para ello, promueve un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Energía (SE) a que implemente un programa con estas características, lo cual abonará a cumplir los objetivos planteados en la reforma energética aprobada durante la actual administración. 

La propuesta turnada a la Tercera Comisión de la Permanente, indica que el consumo de energía eléctrica de los refrigeradores contribuye en forma considerable al gasto de hogares y empresas. 

Señala que la expedición de la Norma Oficial Mexicana “NOM-015-ENER-2012, eficiencia energética de refrigeradores y congeladores electrodomésticos ha contribuido a desincentivar el consumo de electricidad y ha traído como consecuencia una disminución sensible en la vida útil de estos aparatos, que ha pasado a ser de entre ocho y 14 años, a diferencia de modelos muy antiguos que podían subsistir hasta 30 años. 

Tiscareño Agoitia destacó que ante momentos de incertidumbre económica, donde a muchos les resulta complicado sustituir sus actuales enseres domésticos por otros de mayor calidad y más amigables con el ecosistema, es necesario poner en marcha un programa de sustitución de refrigeradores, como se ha hecho en otras circunstancias y con otros utensilios. 

Detalló que durante la administración federal pasada se puso en marcha el programa conocido como “Cambie su viejo por uno nuevo”, que buscaba la sustitución de refrigeradores. Para acceder a los beneficios de dicho programa se requería que el aparato electrodoméstico funcionara correctamente, estuviera en uso en el domicilio que apareciera en el recibo de energía eléctrica, con 10 o más años de uso y que su capacidad fuera igual o superior a siete pies cúbicos, es decir, alrededor de 1.60 metros de altura. 

Además, el usuario del servicio público de energía eléctrica debía facturar con la tarifa doméstica, habitar en el domicilio registrado en su recibo de energía eléctrica, contar con su Clave Única del Registro de Población, ser mayor de edad y no tener adeudos en sus pagos por el servicio de energía. Para efectos de lo anterior existían dos tipos de apoyo: el directo y el crédito. 

El primero, consistía en entregar al beneficiario una cantidad de dinero que debería destinar al pago del electrodoméstico. Si un usuario calificaba para el apoyo directo, podía elegir entre pagar el excedente del costo en efectivo o hacer uso del crédito. 

El financiamiento consistía en un crédito que podía pagarse hasta en cuatro años, con una tasa de interés de 12 por ciento anual cobrado a través de la factura de luz de forma bimestral. Este programa dejó de operar desde noviembre de 2012, a pesar de que logró la sustitución de más de un millón 700 mil refrigeradores y equipos de aire acondicionado. 

“No es ocioso señalar que nuestro país ha acumulado experiencias exitosas en la sustitución de aparatos para el hogar. Por ejemplo, el Programa Nacional de Sustitución de Lámparas Incandescentes por Fluorescentes Compactas Autobalastradas en Localidades de hasta 100 mil habitantes, “Ahórrate una luz”, hasta agosto de 2015 registró un avance de casi 10 millones de focos ahorradores entregados”. 

La diputada concluyó que es urgente que la Secretaría de Energía implemente acciones que permitan atender la transición energética que pretende realizar el país.