No fue la autoridad recaudatoria quien dio a conocer la lista de presuntos mexicanos evasores fiscales en paraísos fiscales. Fue la filtración de documentos de un despacho panameño entregadas a un periódico alemán lo que ha abierto la caja de pandora financiera global. Con el apoyo de 400 periodistas durante el último año se dieron la tarea de verificar la información que se ha hecho pública.
El domingo pasado se dio a conocer los datos que involucran a jefes de estado, empresarios y celebridades en el deporte y espectáculos que han usado los servicios del despacho jurídico para invertir dinero en empresas y cuentas en paraísos fiscales. Lo cual supone la práctica de evasión fiscal, que en nuestro país es un delito.
Se dijo que la Reforma Hacendaria permitiría una mejor recaudación fiscal con la incorporación de tecnología para ser más certeros en el control de información tributaria. Al parecer el nuevo esquema ha resultado rebasado por la aún existe práctica de evasión fiscal con traslado de grandes capitales a empresas fantasmas o cuentas financieras ocultas en los paraísos fiscales. La tecnología ha abierto muchas posibilidades, tanto de control, como alternativas para salirse de las medidas de protección a favor de preservar intereses personales por encima de los públicos.
Lamentable que sea por esa vía, la mediática y no institucional, la forma en como los mexicanos nos estamos enterando. Demuestra que no existe aún un sistema de inteligencia tributaria que haga evidentes estas prácticas que se ejecutan por particulares para no informar de las ganancias reales al fisco.
Al parecer se continua con el esquema de seguir cobrando al que se deja, sin que realmente se tenga un impacto en los grandes evasores ante el letargo, complacencia o posible complicidad con las autoridades fiscales del país.