¿Hasta dónde llega la responsabilidad de las personas con discapacidad?

Una cosa es cierta: las personas con discapacidad son un sector vulnerable, que requieren de mucho apoyo de la sociedad para disminuir la brecha de la discriminación y el abandono.

Sin embargo, ¿hasta dónde se puede exigir a una persona con discapacidad el cumplimiento de una responsabilidad de reparación de daño? ¿Gozan las personas con discapacidad de privilegio especial para no ser sujetos a una reparación cuando cometen un daño?

Estos cuestionamientos vienen a la mente al reflexionar sobre el caso de Hunucmá, municipio del Estado de Yucatán, reportado por algunos medios de comunicación loca donde un señor con discapacidad que manejaba una motoneta adaptada provocó un daño a un auto jetta. Para quienes fueron testigos del incidente califican como un abuso de los policías que exigieron al señor Pech Noh la cantidad de 400 pesos ante un hecho insignificante. La motoneta “rozo” el vehículo y con el guardalodo provocó una “mancha” en la pintura del vehículo que era conducido por policías municipales en franco.

El argumento principal para calificar inadecuada la actitud de la policía fue que no había impacto y que “nada había pasado” por lo cual la exigencia del pago por el daño se considera injustificable.

Posiblemente el valor monetario del daño no estaba sustentado en un peritaje o presupuestado por un hojalatero o pintor automotriz. Hasta cierto punto sabemos, quienes hemos estado inmersos en un incidente igual, que se puede negociar para un arreglo rápido una cantidad que al acuerdo entre las partes se queden conformes y se tenga por reparado el daño provocado.

Lo que me llama la atención y debe ser motivo de análisis personal y social es la actitud y reacción de la población ante un hecho que sin ser mucho se dio un daño y, como si fuese cualquier otro individuo, al provocarlo aún sin intención de hacerlo se tiene la obligación de cubrir la reparación del daño.

Lamentablemente algunos han considerado que las personas con discapacidad deberían gozar de un tratamiento especial en estos casos. Algo que es polémico y discutido por ser necesario en caso de sufrir un daño, el dueño del objeto goza del derecho de exigir la reparación del mismo.

Más allá de lo que se puede determinar o calificar si la cantidad era lo pertinente a un “mancha”, las personas con discapacidad deben de cumplir con la responsabilidad de reparar los daños que provoquen, en la justa medida. No por la condición se le excusaría de dar cumplimiento a una obligación al igual que cualquier otro individuo que se viera en las mismas circunstancias.

El tema es delicado. Se acepta que habrá quienes prefieran asumir el costo de un daño para no perjudicar a una persona con discapacidad. Hacer esto es derecho del afectado, no una obligación.