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Diálogo a punto de pistola, no beneficia a nadie

México vive desde hace unas jornadas intensas por los actos violentos en Oaxaca. Es un hecho que el grupo disidente de la llamada Coordinadora Magisterial, o también conocida CNTE, ha llegado a un extremo de protestas violentas con el cierre de carreteras y saqueos en comercios.

El Estado tiene la tarea irremediable de buscar los medios, instrumentos y acciones para garantizar el restablecimiento del orden. Lo que estamos viendo es el producto de las razones y sin razones de un grupo que ha combatido la implementación de la Reforma Educativa en el país.

Una reforma que no escapa en ciertos puntos a causar zozobra por los cambios que implementa en la relación laboral del servicio profesional docente. Sin embargo, no estamos de acuerdo que esto sea un pretexto para violentar a la sociedad. Si en algo hemos avanzado en el país es el fortalecimiento de instituciones que permiten el cuestionamiento directo a la autoridad.

Es cierto que aún falta mucho por hacer. Hasta cierto punto esto que está pasando en Oaxaca, como los resultados en la jornada electoral pasada, nos indican que la sociedad está en un hartazgo que no parece vislumbrar un camino terso y pacífico en el fortalecimiento de la democracia en el país. La clase política no puede rehuir de su responsabilidad.

Hacemos votos y guardamos la esperanza de que lo que está sucediendo en estos días pueda ser resuelto con prudencia, probidad y responsabilidad. Que no sean las emociones iracundas las que conduzcan a los grupos encontrados a buscar la solución.

México es un solo país, en cual debemos vivir todos. No debemos caer en divisiones absurdas. Debemos encontrar coincidencias, aun y pesar de las diferencias.