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Desafío: el modelo de poder de Trump se pone a prueba por primera vez

WASHINGTON.- Delbert Riley, un veterano de Vietnam de 74 años que vive en Virginia Occidental, tiene un solo objetivo para las elecciones legislativas de pasado mañana en Estados Unidos : mostrar su apoyo al presidente Donald Trump . «Ahora hay más trabajo», dice. «Tenemos que mantenerlo en el poder, y conservar su agenda en marcha. Por los trabajadores».
Caleb Rudow, un analista de datos de 32 años que vive en Washington, tiene un objetivo distinto: quiere un Congreso progresista y frenar a Trump. Dice que ya no reconoce ni a su país ni a su gobierno. Fue voluntario en varias elecciones, pero este año, por primera vez faltó al trabajo para llamar a votantes en Texas y pedirles que voten a Beto O’Rourke, el demócrata que quiere sacar al republicano Ted Cruz del Senado.
«Esta elección es para frenar a los republicanos. Trump es el Partido Republicano, y los republicanos son Trump», afirma Rudow.
Dividido, Estados Unidos volverá a votar pasado mañana en unos comicios que se presentan como el primer gran referéndum sobre el modelo de poder construido durante los últimos dos años por Trump, cuya irrupción en la Casa Blanca dejó al planeta boquiabierto.
La elección definirá un nuevo Congreso -se elegirán los 435 congresistas de la Cámara baja, y 35 de los 100 senadores de la Cámara alta- y 36 gobernaciones, además de cargos estatales y locales. Varios estados celebrarán, también, referéndums para decidir si se implementan o no reformas, como la legalización de la marihuana, que se pondrá en manos de la población en cuatro estados: Dakota del Norte, Utah, Michigan y Missouri.
Pero, por encima de todo eso, Estados Unidos ofrecerá su primer gran veredicto sobre el trumpismo, venerado y odiado, según en qué lado de la grieta se pregunte. Hasta 2016, Trump era, para muchos, un enigma. Ahora acarrea poco más de 21 meses de archivo como presidente norteamericano.
La elección de medio término pondrá algo más en juego, junto con el control del Congreso: la agenda del oficialismo, y el futuro de la presidencia de Trump. El magnate se colocó otra vez en el centro del escenario, inundó los canales de comunicación y monopolizó el debate. Otra vez, todo giró en torno de él. Para ganar, los demócratas apuestan a que el rechazo al mandatario despierte una «ola azul» en la izquierda; los republicanos, a la devoción de su base, a la cual algunos ya equiparan a un culto.
Juan Carlos Hidalgo, analista político del Instituto Cato, un centro de estudios libertario de Washington, dijo que las primarias y los datos sobre la votación anticipada apuntan a que estas elecciones pueden llegar a tener una participación mayor a la histórica para las legislativas, un quiebre que, a su juicio, se debe a Trump.
«El presidente ha aumentado la percepción, en ambos bandos, de que hay mucho en juego», dijo Hidalgo. «Los demócratas ven en Trump una amenaza existencial a la democracia y la pluralidad. Los republicanos que apoyan al mandatario ven en él a alguien que finalmente está defendiendo sus intereses en contraposición a los de las élites», explicó.
Arthur Sanders, profesor de la Universidad Drake, en Iowa, dijo que si los demócratas logran recuperar o dividir el Congreso frenarán la agenda legislativa de Trump y taparán su gobierno con investigaciones, y podrían llegar a abrir incluso un juicio político.
«Esta elección es sobre Trump. Hay temas, pero la realidad es que los lados se están alineando dependiendo del mandatario. Los demócratas quieren un Congreso que lo controle, y los republicanos quieren darle poder. La aprobación de un presidente siempre fue un factor en las elecciones de medio término. Eso no es diferente ahora. La diferencia es la intensidad. Trump crea sentimientos muy fuertes, de una manera u otra», explicó Sanders.
«Los próximos dos años serán muy diferentes según el resultado», agregó.
Fuente: Yahoo noticias